Sí, sí, … así es, tal y como suena y con todas las letras. Vivimos una situación en las que a los directivos se los contrata por su TALENTO y se les despide por su TALANTE.
Hay una realidad tan obvia y objetiva como que la extraña e hipotética fórmula del éxito para un directivo es contar en sus inicios con el talento suficiente para iniciar su formación y su desarrollo en el ámbito de la empresa. Para ello, se nos imprime el sello de la “necesidad formativa” desde que ingresamos en la Harvard Nursery hasta que finalizamos nuestra formación con un estupendo sonoro y eso sí cuanto más caro mejor, MBA de reconocido y comunicativo prestigio selectivo.
“Lo hemos conseguido; -somos lo que esperamos conseguir gracias a nuestro talento en ocasiones no natural ni genético, sino de definición euriana y vulgarmente monetaria, a la que nos somete nuestro deseo de fomentar, rebuscar y conseguir a toda costa poseer el ansiado Santo Grial del Management - “.
Hay una realidad tan obvia y objetiva como que la extraña e hipotética fórmula del éxito para un directivo es contar en sus inicios con el talento suficiente para iniciar su formación y su desarrollo en el ámbito de la empresa. Para ello, se nos imprime el sello de la “necesidad formativa” desde que ingresamos en la Harvard Nursery hasta que finalizamos nuestra formación con un estupendo sonoro y eso sí cuanto más caro mejor, MBA de reconocido y comunicativo prestigio selectivo.
“Lo hemos conseguido; -somos lo que esperamos conseguir gracias a nuestro talento en ocasiones no natural ni genético, sino de definición euriana y vulgarmente monetaria, a la que nos somete nuestro deseo de fomentar, rebuscar y conseguir a toda costa poseer el ansiado Santo Grial del Management - “.
