11 de septiembre de 2010

con ... TACTO


Estamos hartos de escuchar en las organizaciones empresariales, la disposición de mecanismos de liderazgo que nos hagan estar más cerca de nuestros equipos de trabajo y a la vez obtener una mejora productiva en las relaciones. Pero nos cuesta dar el salto al vacío en el complejo mundo de las sensaciones y el universo táctil.


La dolencia y los prejuicios en la utilización libertaria de nuestro sentido del tacto, en las relaciones profesionales, no nos permite utilizar y potenciar los recursos que nos proporciona este tipo de uso natural en desuso.
Un contacto físico bien apreciado y en la dósis adecuada, nos servirá para ganar la afectividad e imponer en los mecanismos de seducción tan preciados en la gestion del management, de cualquier ejecutivo que se precie de obtener los mejores resultados. El corto plazo que nos genera el contacto personal en el face to face del día a día, es sumamente enriquecedor y favorable a nuestra estrategia, además de duradero y perdurable en la relación. Nos marca una anteposición de sensaciones ante nuestro interlocutor, nos genera una


 seguridad inducida llevada a niveles muy elevados en la segregación de recursos para el nano segundo posterior al contacto; nos reafirma en nuestra posición ergonométrica en la relación, nos da placer el generar placer inducido y nos catapulta al éxtio de la relación.


Aún así y sabiendo todas las ventajas que nos genera, no la usamos en pleno estado de consciencia, y lo dejamos única y banalmente al destino de la rutina. El desechable estrechamiento de una mano sin sentido de la seducción ejecutiva, o los temidos contactos del beso "mejillero" al que se someten las féminas de nuestra sociedad de la gestión, agota los recursos y deja una laguna perdida al mundo de las sensaciones táctiles.


Cuanto, cómo y dónde desaprovechamos el contacto de la piel, la tensión y la presión a ese contacto, la implantación de la mirada o la importancia de la posición y la ergonomía de la postura, a la hora de establecer contacto con el medio humano que nos perimetra. No nos permitimos licencias más allá de los preestablecio y desembocamos en un universo de frustración hacia el acoso mal entendido.


Mirarnos, descubrir nuestro saludo táctil más personal, nos garantiza la plena satisfacción y la del receptor del mensaje. Aprendamos y ensayemos dónde se encuentran nuestros límites y hasta dónde podemos establecer la mejor estrategia táctil hacia la presa; manteniendo ante todo nuestro mejor criterio profesional, sin caer la fácil fragilidad que nos induzca a una frivolidad errónea y con falta de criterio.


Suerte en el ensayo; con tacto, ... con mucho tacto, ...

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