Y así fue la noticia recibida por los Martínez aquella noche
gélida en algún lugar de nuestro querido territorio nacional, allá por la
década de los 70.
La buena nueva, cayó como un auténtico chaparrón de
incertidumbre, un niño EMPRENDEDOR; pobrecito, que sería de él en el futuro
incierto dónde la clase funcionarial domina el status de la ambición de
cualquier buen padre. Los médicos ya alertaron a los Martínez que incluso no le
aseguraban que finalizaría sus estudios superiores universitarios; todo ello sería
una incógnita y una duda permanente en la vida turbia que le esperaba a Juanito
Martínez. Una vida llena de retos, ilusiones y sueños para conseguir únicamente
generar empleo y riqueza para su país, … que lástima. Atrás quedarían las
ilusiones perdidas del matrimonio Martínez, cuando soñaban con que su hijo
fuera un funcionario como "Dios manda", un servidor de los intereses de su país
durante 35 horas a la semana, y con el tiempo suficiente para poder descansar
durante sus vacaciones, sus días de libre disposición y un sinfín de
privilegios que Juanito se ganaría a pulso durante sus oposiciones. Todo aquel
sueño se derrumbó aquel día; incluso los Martínez pensaron en localizar algún
internado, que al menos le proporcionará a Juanito un puesto en la
Administración como grupo D; todo lo que hubiese que hacer, por evitar la desgracia y la vergüenza ante los demás de ese pobre niño que iba a ser EMPRENDEDOR.
Los años pasaron y Juanito fue cumpliendo con su código genético; era ilusionista, apasionado, le encantaba asumir riesgos, incluso se ganaba algún dinerito vendiendo sus apuntes, buscando trabajos para compatibilizar con sus estudios y soñando con algún día poner en marcha una iniciativa empresarial, que cumpliera sus sueños. Pobre Juanito, detrás de todas estas “tonterías” iba a dejar el sueño terrenal, de ser un hombre de provecho, “un funcionario”; y todo. por aquellas ideas que tenía en la cabeza de ser empresario, directivo y cosas raras de esas.
Fueron pasando los años y Juanito empezó a romper con los
cánones en su familia y superó poco a poco la vergüenza familiar y nacional que
le acompañaba en su día a día, desde que nació. Presunto para instituciones, subvenciones,
bancos y organizaciones administrativas; “malo, malo, …” para la clase
sindicalista que sólo veía en Juanito la ambición del poder económico personal
y mundanamente material, en contra de la ideología bolchevique, … que desastre !!!
Y así Juanito creo sus empresas, puso en marcha sus ideas, cumplió
sus ilusiones, generó decenas, cientos o miles de puestos de trabajo, arriesgó
su patrimonio personal y contribuyo con su impuestos al aporte de la sociedad,
a la generación de riqueza para su país y a la mimetización en la sociedad del
pobre EMPRENDEDOR Juanito.
Lo que te has perdido Juanito por ser EMPRENDEDOR, … un
pobre y solitario EMPRENDEDOR.
“En nuestro país durante muchas generaciones, no se nos ha
educado para ser EMPRENDEDORES, ni para despertar iniciativas empresariales desde
la más temprana edad, sino todo lo contrario; nuestra educación y valores cobraban fuerza y vigor cuando la elección, era la búsqueda de un trabajo fijo y
cómodo -para toda la vida-; … ahora resulta que tal vez los Martínez se equivocaron y que nos vendría bien contar con algunos Juanitos en nuestra sociedad; y que siriviera de telón de fondo para sacarnos de nuestra difícil situación,
… el problema es que ya es tarde y la penalización del pasado ha tenido sus
efectos colaterales; … tenemos lo que nos merecemos”
“Gracias Juanito … “
Estoy totalmente de acuerdo con tu artículo, me parece muy interesante la reflexión, y es urgente cambiar esta filosofía tan presentes todavía en nuestro país, hoy más que nunca necesitamos menos funcionarios como "Dios manda", y mas "locos emprendedores".
ResponderEliminarEnhorabuena Juanma